Rociadores contra incendios
Los rociadores contra incendios son parte fundamental de los sistemas de protección contra la propagación del fuego. Como dispositivos de prevención de siniestros representan una solución efectiva para detectar y controlar posibles incendios en los edificios en los que ofrezcan protección.
Provistos de un mecanismo de detección, son capaces de emitir agua presurizada sobre determinada superficie para sofocar el fuego. Son utilizados con frecuencia, salvo en aquellos espacios donde el agua no sea la alternativa de extinción más conveniente.
¿Cómo funcionan los rociadores contra incendios?
Los rociadores son los terminales de una red de tuberías a presión. La descarga del agua presurizada está controlada por unas boquillas de descargas, las cuales son activadas por el aumento de temperatura.
La activación de las boquillas puede darse de varias maneras; en todo caso, la liberación del agua se produce en forma de rocío, bajo ciertas características como son el área de cobertura del rociador y la densidad de descarga del agua.
Tipos de rociadores según el tipo de activación del disparo
Se denomina activación del disparo a las condiciones que dan como resultado la emisión del agua a través de la boquilla. Teniendo en cuenta esto, podemos encontrar rociadores que se activen por medio de detector termosensible o a través de detectores de incendios.
Disparo por detector termosensible
La emisión del agua está contenida por un bloqueo o tapa, el cual puede ser liberado a través de un sistema de fusible de disparo o con la desintegración de un bulbo termosensible.
- Activación por fusible: es uno de los mecanismos más antiguos, el disparo del mecanismo está controlado por un par de placas de metal soldadas entre sí. Ante la presencia de calor, la soldadura de las placas se funde y libera el mecanismo del tapón, dejando salir el agua hacia la boquilla.
En espacios en los cuales haya varios rociadores, sólo se activarán aquellos que se encuentren en la zona en la cual sea detectada la variación de temperatura, ya que cada rociador cuenta con un fusible independiente.
- Activación por bulbo o bombilla termosensible: el tapón del rociador estará controlado a través de una bombilla o bulbo de vidrio. El bulbo contiene un líquido, el cual reacciona con el calor y al hervir rompe el vidrio debido la acumulación del vapor y el tapón es liberado.
Disparo por detector de incendios
En este caso, la emisión de agua está asociada a un detector de incendios, el cual emite la orden de apertura a través de una válvula eléctrica. Dependiendo de la configuración y tipo de detector, puede activarse el sistema contra incendios ante la detección de humo u otros gases.
Por lo general, se encuentran también asociados a una alarma de incendios, y la apertura y cierre del agua es totalmente automática; por tanto, si el fuego se apagase el sistema dejaría de liberar agua por sí mismo.
Clasificación de los rociadores contra incendio
Existen muchas características que permiten la clasificación de los rociadores; sin embargo, una de las más importantes es sin duda el campo de temperatura a la cual se activan las boquillas.
Ordenados de menor a mayor según la clasificación de la temperatura tendremos entonces:
- Temperaturas ordinarias: oscilan entre 57 -77ºC/ 135-170ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 38ºC/ 100ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color negro y los de activación con bulbo pueden ser de color naranja o rojo.
- Temperaturas intermedias: oscilan entre 79 -107ºC/ 175-225ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 66ºC/ 150ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color blanco y los de activación con bulbo pueden ser de color amarillo o verde.
- Temperaturas altas: oscilan entre 121 -149ºC/ 250-300ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 107ºC/ 225ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color azul al igual que los de activación con bulbo.
- Temperaturas extra altas: oscilan entre 163 -191ºC/ 325-375ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 149ºC/ 300ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color rojo y los de activación con bulbo de color púrpura.
- Temperaturas muy extra alta: oscilan entre 204 -246ºC/ 400-475ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 191ºC/ 375ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color verde y los de activación con bulbo de color negro.
- Temperaturas ultra alta: oscilan entre 260 -302ºC/ 500-575ºF; la temperatura máxima permitida antes de activarse es de 246ºC/ 475ºF. Los rociadores de activación con fusible se identifican con el color naranja y los de activación con bulbo de color negro.
Consideraciones finales
El uso de sistemas de seguridad y prevención de incendios requerirá en todo momento la asesoría técnica especializada y cualificada; ya que las características de los rociadores adecuados, la ubicación y cantidad serán únicas para cada edificación y/o actividad.
Las ventajas que ofrecen los rociadores asociados a detectores de humo o fuego, sugieren un mejor control de la acción del agua, por cuanto son capaces de cesar su acción una vez ha desaparecido la fuente de calor o humo; o reiniciarse si volviera a aparecer.
La activación de los rociadores ante conatos de incendios o acumulación de humo, dependerá de factores como la distancia del suelo hasta el rociador, la cantidad de humo o calor emitido, la inclinación del techo, la existencia de corrientes de aire y otros factores.
Además de su función de control de fuego, en ocasiones son utilizados como sistema de refrescamiento en estructuras de edificaciones sensibles a la deformación por altas temperaturas como el hierro o la madera.
Además de las clasificaciones descritas, los rociadores pueden clasificarse tomando en consideración otras características como: caudal o densidad del rociador, área de cobertura, velocidad de activación, tamaño de las boquillas y otras.
Como todo sistema de seguridad, será imprescindible establecer un plan de revisión y mantenimiento preventivo, a fin de detectar de forma prematura fallos en el funcionamiento del sistema y aumentar la fiabilidad del sistema de rociadores contra incendios instalado.